18/8/15

¿Qué lleva a una mujer a fijarse en un hombre comprometido? [18-8-15]


¿Qué lleva a una mujer a fijarse en un hombre comprometido? 

Hay mujeres que siempre dicen que tienen la mala suerte de enredarse justo con hombres casados, pero esto no es ninguna coincidencia.

Ser la otra, la amante, puede ser sin lugar a dudas una aventura fascinante. Algo divertido, algo para contarle a las amigas y recordar, pero esa es la parte bonita, también está lo tristeza y la soledad que conlleva no ser la pareja oficial de un hombre.

Está por ejemplo, el esperar a que el otro tenga tiempo para verte, acudir siempre en los horarios que él establece, intentar no poner mala cara porque él prefiere pasar el fin de semana con su mujer y sus hijos, en vez de verte. Ser comprensiva, a veces incluso en demasía y esperar el infaltable llamado telefónico que a veces nunca llega.

Es cierto, a cualquier nos puede suceder. Ninguna de nosotras está libre de enamorarse de un hombre casado o ya comprometido, sin embargo, hay mujeres que al parecer siempre les parece interesante aquel hombre que ya tiene pareja.

Algunas podrían decir que es mala suerte, cosas del destino, pero les contamos que, como suele pasar en esta vida, nada es al azar. De acuerdo a varios estudios e investigaciones, generalmente las mujeres que repiten este tipo de conductas, están aterradas a tener con esa persona un compromiso verdadero, por lo que buscan de manera inconsciente justamente un hombre que no les pueda brindar esto, y qué mejor uno que ya esté casado o con pareja.

Incluso hay casos un poquito más extremos en que esta conducta femenina se da porque hay una tendencia a la competencia, es decir, hay mujeres que necesitan sentir que compiten con la pareja del otro para probarse quién al final sale victoriosa, transformando el amor de la persona, en una especie de trofeo.

Ahora, lo importante es entender que nosotras siempre somos las que decidimos dar el paso de involucrarnos o no con alguien casado, ya que en toda interacción existe el momento preciso en que debemos determinar si seguir avanzando o retroceder, independiente de cuánto nos pueda gusta o atraer esa persona.

Al final, todo se reduce a una fórmula muy sencilla que va mucho más allá de todo juicio moral, y esto es que lo vital es no hacernos daño con relaciones que quizás en un inicio puedan ser divertidas, pero que después cobrarán sin duda alguna, la cuenta.

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